Y el misterio se terminó un ratito antes de que publicara una nueva entrada, de un encuentro casual que tuve con el Gonza y que publicaré la próxima semana o la otra. Y cuento ahora en pocas palabras (es un decir, porque para las síntesis, soy un desastre) como terminó el llamado misterioso. Y bueno ché, algún que otro defecto tengo que tener. Me gustaría cambiar algunas cosas de mi manera de ser pero como digo siempre: 'arbol que creció torcido, no se endereza por más tutores que le pongan'... Como decía, el llamado de la mujer, me sorprendió un día que volvía a casa, cerca del mediodía.
Yo había ido a la facultad a hablar con el profesor Mengano que me quería hablar personalmente, por un posible trabajo. Pero no lo encontré. Ese dia no había ido a la facultad así que como llegué, me volví. Yo había recurrido a él, apenas me quedé sin trabajo, porque fui su alumno preferido y todavía no sé por qué. Y a diferencia de otros profesores, él era de la idea de que hiciera consultorio particular y no hacer otra cosa. Pero hacer consultorio particular, encima virtual, en plena segunda ola de contagios de la pandemia, donde nadie me conocía y todo eso, era una idea descabellada...
Igualmente, el tipo no se desentendió de mí y se siguió ocupando de mi situación y aparentemente me había conseguido trabajo. Yo suponía que no sería para hacer consultorio, porque se gana bien, cuando se tienen muchos pacientes. Pero yo no tenía ningún paciente particular y si el tipo me había conseguido trabajo, quería decir que había cambiado de idea. Debe haber dejado la idea del consultorio particular y me debe haber conseguido algún trabajo relacionado con la Universidad o con la Facultad de Psicología. Capaz que como ayudante de cátedra o algo por el estilo...
Pero, al no encontrarlo me tuve que volver con la 'pica' (duda). Fue así que, cuando mi celular llamó, lo atendí al 'toque' (rápido). Ni al principio ni al final, reconocí la voz de la 'mina' (mujer) que me hablaba. Me pareció que podía ser la madre del Josema, pero la descarté enseguida, porque ella tenía mi celular y no el fijo de mi casa. Y como yo iba 'manejando' (conduciendo), le dije que no podía hablar en ese momento pero que me diera algunos minutos que ya llegaba a mi casa y le devolvía la llamada. Y como estaba cerca de casa, fui hasta allá. Estacioné la Eco en la cochera y subí al departamento.
La Agus estaba con los bebés, la madre y la tía. Así que las saludé, hablamos unos minutos de bueyes perdidos y me acomodé en el living para devolver la llamada a la mujer misteriosa. Pero, el misterio terminó pronto. En cuanto devolví la llamada, la mujer misteriosa, me dijo que era Fulana de Tal y que me hablaba de parte del profesor Mengano. Y que el llamado se debía, a que el profesor me había recomendado para un posible trabajo. También le había dicho, que yo había trabajado en forma excelente como 'AT' (asistente terapéutico) con uno de los hijos de la familia Tal Cual.
Y que hablara con ellos sobre mi trabajo con el hijo (Lorenzo!), sobre mi personalidad, mi preparación académica y todo eso. Y mientras la mujer me hablaba, recordé que seguramente el profesor Mengano no tuviera mi celular y sí el teléfono de casa, porque creo que todavía vivía con mi viejo y los 'pájaros', cuando yo trabajé como AT de Lorenzo. Le dije que efectivamente había trabajado con Lorenzo, bastante antes de recibirme como psicólogo. Y que había dejado de trabajar con el pibito, porque yo estaba haciendo una suplencia de otro AT, que en ese tiempo retomó su trabajo.
Explicado esto, y aclarándole que ya no trabajaba como AT y tampoco como psicólogo porque haste ese momento me había desempeñando como docente y como directivo docente. La mina pareció entusiasmarse frente a mi declaración. Así fue, que quedamos en encontrarnos personalmente, ese mismo día por la tarde. Yo iría a su casa, muy cercana a la nueva casa vieja, a eso de las 17 horas y allí ella y el esposo, me explicarían y me daría detalles de mi trabajo y también quería hablar conmigo de otras 'cositas' (pormenores) que no me quería adelantar, ya que quería que nuestro encuentro, tanto el de ellos conmigo, como el mío con mis posibles pacientes (pacientes en plural? qué fue lo que perdí en la conversación cuando me dijeron 'pacientes' en plural? Habrá sido que a veces por pensar en otras cosas, dejo de prestar atención a lo que me están diciendo?) Sea lo que fuera quería que nuestro encuentro fuera lo más pronto, natural y espontáneo posible... En ese momento, la incógnita había reemplazado al misterio... Pero seguía igual que antes, sin saber nada... Todo sea por un trabajo... En fin...